Hacia lo Cierto

Sinopsis de Hacia lo Cierto

Es cierto que pensamos. Pero, ¿cómo pensamos, qué pensamos, para qué pensamos? Decimos que tenemos consciencia; más, ¿somos conscientes en verdad? Decimos que tenemos voluntad; pero, ¿en verdad tenemos voluntad? ¿Pensamos razonado antes de hablar? ¿Pensamos y sabemos lo que decimos? ¿Decimos realmente lo que deseamos decir? ¿Nos expresamos como debemos? ¿Conocemos y comprendemos el verdadero significado de las palabras que usamos? ¿Sabemos dar el orden propio a la palabra en la frase que hablamos? ¿Nuestro interlocutor conoce y comprende exacto lo que le decimos? ¿Sabemos y comprendemos el correcto significado de los conceptos de ciencia, técnica, sentimientos, emociones que usamos? ¿En verdad nos entendemos unos a otros cuando nos hablamos? ¿Hay verdadera comunicación entre un hombre y otro, entre una y otra mujer, entre el hombre y la mujer, entre padres e hijos, entre hermanos, entre adultos y jóvenes o niños, o entre profesor y alumno, entre patrón y empleado, entre una clase social y otra, entre una nación y otra? ¿En verdad nos importa entendernos preciso con otras personas? ¿En la familia, la escuela, el trabajo, nos enseñan a pensar, a reflexionar, a hablar correcto nuestro idioma? Todos hablamos de educación, pero, ¿sabemos qué es la verdadera educación, en verdad somos educados? Decimos que sabemos mucho, que somos muy capaces, pero, ¿sabemos que en una vida intelectual normal apenas usamos una pequeña parte de nuestras capacidades?

¿Hasta qué punto, o hasta dónde podemos darnos cuenta de las repercusiones que todo esto puede tener y las consecuencias que de hecho nos suele traer en las diversas relaciones que tenemos con nuestros semejantes, y en las actividades de nuestra vida diaria, hagamos cuenta o no de ello? ¿Vale la pena reflexionar sobre todas estas cuestiones para entendernos correcto y evitar los frecuentes malos entendidos y los fracasos, y cómo y cuánto repercuten en las nuestras relaciones y en nuestra propia vida?

Entender el término o la idea varía en relación al grado del ser. La gente entiende según su nivel, su capacidad, más no según el real significado de las cosas; piensa que entiende la cosa si le da nombre, y no se da cuenta de que este nombre es artificial. Si uno sintiera la cosa y la verificara mediante la consciencia superior y la mente superior, únicamente así podría decir que es realmente cierta y que existe realmente.